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martes, 18 de mayo de 2021

 CARTAS A DIEGO (I)


Hola Diego. Soy tu abuelo, Jesús. Si pudiera poner una foto aquí me verías con cara de alucinado, pero las  normas legales de protección me lo impiden y esto es conveniente que lo vayas sabiendo. Las normas y leyes están para cumplirse.  Ante todo quiero darte la bienvenida a la familia, al mundo y a la Vida. Todo tiene sus momentos, pero el mundo es un lugar maravilloso, la Vida merece la pena vivirla y la familia, ya aprenderás lo que significa. Oye, lo primero, esto no está bien, yo estaba ilusionado y esperanzando con la llegada de mi primer nieto, hace una semana que naciste y sigo instalado en una nube. Has superado todas mis expectativas, me has traído un chorro de energía, de poder, de sensaciones, que me tienen superado y, a veces, me cuesta controlar. Ahora que te he tenido entre mis brazos me he quedado sin palabras y ya comprobarás que eso no es frecuente en mí. ¡Pero es algo maravilloso! Quiero decirte para empezar que me voy a tomar el trabajo de ser abuelo muy seriamente, o sea, que voy a malcriarte con la inestimable ayuda de tu abuela y tu tía, para desesperación de papá y mamá…¡Ja, ja, ja! No, que no, solo te malcriaré lo suficiente para que nos  divirtamos un montón tú y yo. Pero una cosa si te aseguro, voy a emplearme a fondo y poniendo todos mis talentos en ello, en hacer de ti la mejor persona posible, de ayudarte a convertirte en quién verdaderamente estás llamado a Ser. Y aquí, ya te aviso que voy a ser exigente, ya comprobarás  que hay demasiada mediocridad a nuestro alrededor y no se necesita más. Voy a tratar de enseñarte qué es la libertad y hacer de ti una persona libre y responsable, y el auténtico valor que tiene eso. Por supuesto, los primeros que deben enseñarte esto son papá y mamá, pero yo estaré cumpliendo mi misión  a su lado. Así que cuando quieras reír, reiremos juntos, cuando quieras jugar, jugaremos juntos, cuando quieras saltar, saltaremos juntos (yo, con un poco de cuidado), cuando quieras llorar, lloraremos juntos, cuando quieras leer, leeremos juntos, cuando quieras mirar al infinito, miraremos juntos (yo, con una vista algo más cansada), cuando quieras silencio, juntos escucharemos los sonidos del silencio… Seguro que habrá ocasiones en que te enfadarás conmigo, porque no te deje hacer algo o porque te diga algo que no te guste, vale, tienes tu derecho de rebeldía, pero piensa Diego que lo haré siempre pensando en tu bien. Siempre estaré a tu lado, te daré mis manos cuando las necesites para levantarte, hasta que te levantes tú solo y afrontes tus retos con seguridad y fuerza, y aún así estaré cerca de ti, por si acaso. Nunca dudes en pedir mis manos para ayudarte  tengas la edad que tengas, no es un signo de debilidad, sino de fortaleza y confianza.  ¡Cómo nos lo vamos a pasar, Diego! ¡Lo que vamos a aprender y descubrir juntos! Porque tú me vas a enseñar mucho, tendrás que tener algo de paciencia conmigo, algunas de ellas me superarán y comprenderlas o hacer que las comprendo me llevará algún tiempo. A largo de los muchos años que pienso pasar contigo te escribiré cartas como esta de vez en cuando, un poco para controlar la energía de la que hablo más arriba y, principalmente, para que cuando ya no esté a tu lado, tengas un recuerdo mío y a través de sus líneas sepas ver  lo que pudiera no demostrarte o decirte con palabras, lo mucho que significas para mí. Por hoy ya está bien, aún eres un chiquitín y no quiero agobiarte. ERES MI NIETO, DIEGO y con eso está todo dicho. ¡Gracias por venir a mi vida, a nuestra vida!

Tu abuelo, que te quiere, Jesús.

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