VIVE SIMPLE. SUEÑA GRANDE. DA GRACIAS. DA AMOR. RÍE MUCHO.

domingo, 26 de abril de 2020

CUARENTENA FAMILIAR (III)

OBJETIVOS FAMILIARES


En toda organización, para que pueda subsistir en tiempo y avanzar en crecimiento, debe tener muy definidos los objetivos. Una serie de normas, reglas, acciones que hacen que se tenga una visión, un destino y un camino para recorrerlo. Deben ser claros, medibles, realistas y perdurables en el tiempo, también añadiría que deben ser unos objetivos sencillos.
La familia, como comunidad y consecuentemente como organización, no es ajena a este tema de los objetivos. Todos los integrantes de la unidad deben tener muy claros cuales son los roles y las acciones que se espera de ellos en busca de un objetivo común. Unos objetivos escritos en un folio, a bolígrafo, nada complicados, entendibles por todos los miembros ayuda a una armonía y serenidad familiar y elimina posibles conflictos. Ahora que la situación que tenemos es la que tenemos, es un buen momento para que se reformulen estos objetivos. Las circunstancias han cambiado y lo que antes servía, ahora no funciona. También es una buena forma de poder dialogar, negociar, consensuar y dar voz a todos sus miembros y de igual forma se potencia el sentido de responsabilidad tanto individual como grupal.  Sirve como terapia familiar.
Y no olvidar el máximo objetivo de una familia es la FELICIDAD de todos y cada uno de sus miembros.
Ni más ni menos.

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domingo, 19 de abril de 2020

CUARENTENA FAMILIAR (II)

COMUNIDAD FAMILIAR



El concepto comunidad proviene del latín, como el 90% de nuestras palabras actuales y se compone de la suma de dos vocablos; por un lado "com", que significa relacionar o reunir y por otro "munis" que significa don o regalo.  Por tanto una comunidad es un regalo que se nos da para poder relacionarnos. El ser humano es un ser relacional, nace, crece y se desarrolla dentro de una comunidad y de cómo interrelacione con ella dependerá, en buena medida, su desarrollo pleno.
El máximo concepto de comunidad es la familia, porque ahí se aprenden las reglas básicas de funcionamiento como individuos, a saber: empatía, generosidad, solidaridad, donación, derechos, obligaciones... acciones que luego  influirán de manera notable en nuestra existencia y en nuestra relación social. La familia no es  una sociedad en el sentido social del término, no tiene un período de existencia, a la familia se pertenece de modo incondicional por el simple hecho de nacer, y no como función de libre albedrío.
Esta crisis de covid-19 ha puesto sobre la mesa esta espinosa cuestión. Un concepto erróneo de familia , como relación de miembros autosuficientes y que se relacionen según lo que le de la gana a cada uno de sus miembros, sencillamente, ha saltado por los aires y no se sostiene. De forma dramática nos hemos tenido que dar cuenta de que, en el núcleo familiar, nosotros valemos según sea la suma de  lo que aportamos y de lo que recibimos, todo ello de forma altruista y buscando el bien común. Valorando las diferencias y potenciando nuestras virtudes. Así de simple, así de rotundo.
Si una circunstancia como la que vivimos no nos hace recapacitar sobre qué función estábamos realizando respecto a los más cercanos (nuestra familia) y no no hace darnos cuenta de cuánto nos necesitamos, de cómo lo que sucede a uno de sus miembros, sea bueno o malo, influye positiva o negativamente en todo el grupo familiar, es que no nos hemos dado cuenta de nada. Hay que valorar lo que hace cada miembro, darle su libertad individual genuina, pero hacer le comprender que esa libertad personal pasa, irremediablemente, por la libertad que sepa reconocer en cada uno de los miembros de mi entorno más cercano. Solo así entenderemos y respetaremos la libertad como símbolo. 
Sería el momento de preguntarnos:
¿somos una familia o somos una sociedad?

miércoles, 15 de abril de 2020

CUARENTENA FAMILIAR

COMO COMPARTIR LA CUARENTENA
Y NO MORIR EN EL INTENTO


Este tiempo tan complicado que estamos viviendo nos está exigiendo poner en marcha una serie de acciones que están poniendo a prueba, entre otras cosas,  nuestra paciencia y nuestra capacidad de vivir en comunidad. y la primera comunidad de todas, la que está en primera línea de fuego ante los problemas es la comunidad por excelencia: la familia. De repente nos hemos encontrado que nuestro espacio vital se ha reducido y además tenemos que compartirlo. Sean matrimonios/parejas con o sin niños, ahora estamos circunscritos a un espacio más o menos grande donde nuestra capacidad de movimiento se ha reducido. Y ello puede dar lugar a conflictos porque nos hemos olvidado de lo esencial: compartir. Lo que es maravilloso, porque así nos daremos cuenta del valor de lo que hacen los demás y lo valoraremos. Para hacerlo más llevadero y acabar en conflictos de muy complicada solución proponemos algunas ideas:
  • REPARTIR LAS TAREAS
Una buena manera de saber lo que se hace en el hogar y comprobar que todo está compuesto por una serie de pequeñas tareas, sencillas, rutinarias e importantes, pero totalmente necesarias para su correcto funcionamiento. Poner la lavadora, limpiar el polvo, ayudar a preparar la comida, etc... Hacer una lista de tal forma que se repartan de forma equitativa a lo largo de la semana entre todos los integrantes de la unidad familiar. Los niños/as deben hacerse su habitación como forma de aprendizaje a gestionar sus propios recursos y tenerlos en perfecto funcionamiento. Ayudar a poner la mesa y recogerla es una forma estupenda de trabajar en equipo, por experiencia lo decimos.

  • NO HACER SIEMPRE LO MISMO
Relacionado con lo anterior, para que no se imponga la rutina y un peligro de cierta desidia. Así se aprenden todos los conceptos que forman un hogar y debería ayudar a valorar todas las acciones que se realizan. Una rotación de tareas hace que cada miembro entienda el porqué de las cosas. Se "ve" el hogar de otra manera, con otros ojos.

  • HABLAR
De repente, nos podemos dar cuenta de que los otros miembros del hogar existen y tienen cosas que contar. Además lo que dicen tiene su enjundia y nos ayuda más de lo que parece. Un diálogo tranquilo, nada de grandes problemas, sencillamente mostrarnos y ver a los demás cómo verdaderamente son. Muchas horas juntos dará lugar a confidencias que dejarán sorprendidos a todos los miembros. Si se hace bien, se eliminarán muchos roces y malentendidos que harán una comunidad mucho más fuerte.

  • OCIO JUNTOS
Películas, juegos,... el caso es compartir y divertirse. Hace que las horas se hagan más amenas, nos separe de la adicción a las redes sociales, que en momentos como el actual pueden ser muy peligrosas. Se comparte juego en equipo, camaradería, disfrute sano y despeja la mente. Esto sin eliminar los momentos en que cada miembro necesite su momento de intimidad y silencio personal. Todo es compatible.

Y lo que es más importante, mostrar a los demás nuestra mejor arma... AMOR