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martes, 3 de septiembre de 2019


RUTINA MOTIVADORA

La trampa de la rutina se desarma mirando excepcionalmente lo no excepcional
Víctor Hugo



Ha llegado el temido momento, se acaba el merecido y necesario descanso vacacional y hay que volver a la vida diaria, a la rutina, a la realización de tareas que no nos gustan, no nos motivan, suelen ser repetitivas y a veces, pesadas, lo que lleva al conocido “síndrome postvacacional”. A pesar de ello no debemos ver esto como un acto obligado, estresante o desmotivador, todo puede tener su lado positivo y para ello es conveniente ponerse una serie de tareas que hagan que este temido retorno no suponga una carga. Busquemos un retorno a la rutina de la forma más motivadora.
Quizás lo primero que debemos hacer lo tenemos en las propias vacaciones, ha tenido que ser una época de desconexión a todos los niveles, mental, físico, laboral, etc… si no lo hemos hecho así, la cosa se complicará. La mente necesita descansar, necesita resetear, hacer como una limpieza de lo superfluo. Otra cosa que los especialistas aconsejan cada vez más es volver a casa después del descanso unos días antes del inicio de vuelta laboral, no esperar al último día, el querer apurar tanto no permite ni al cuerpo ni a la mente el período necesario de adaptación.
-          El primer día
Poner el despertador 10 minutos antes y a una distancia que no podamos llegar con el brazo y nos obligue a levantarnos. Así eliminamos la tentación de los 5 minutos, que con facilidad se convierten en algunos más, lo que puede llevar a las prisas. Aprovechar ese  tiempo para meditar, hacer una tabla sencilla de ejercicios, desayunar con más calma,… que el cuerpo no note latigazos.
-          Recuperar hábitos alimenticios
Es fácil que en período vacacional nos hayamos descontrolado en horarios de alimentación y la forma de hacerlo. Cuanto antes recuperemos el horario normal y la alimentación adecuada mejor llevará el cuerpo y la mente  la nueva situación. El cuerpo humano es una máquina perfecta, con sus rutinas, sus procesos y su sabia elección de la energía necesaria para cada momento.
-          No pensar en las próximas vacaciones
Las vacaciones han concluido, punto. Si no se han cumplido las expectativas o no han sido todo lo excelentes que nos proponíamos, no nos pongamos a pensar y programar las del año próximo. No es positivo. Centrarse en el día a día, el próximo fin de semana, como mucho en el próximo puente y a lo más lejos las vacaciones de Navidad, si hay opción a ello, pensar a más largo plazo genera incomodidad y desmotivación.
-          Fijarse en detalles
Quizá sería bueno que el primer día que se vuelva al trabajo, se haga en transporte público, particular o andando, nos fijemos en detalles de cosas que han cambiado, una calle recién asfaltada, un nuevo color en los vehículos públicos, un nuevo parque que pudiera existir, son los pequeños detalles que nos hacen pensar que la vida sigue y nos hace centrarnos en aspectos que nos alivian el peso de la vuelta.
-          No narrar las vacaciones
Quizá no nos demos cuenta, pero a nuestros compañeros les importa un carajo donde hemos estado de vacaciones, también están volviendo y tienen el mismo “síndrome”. No marearles con fotos, explicaciones de lugares que hemos visitado, de lo bien que hemos comido, etc…ni les hacemos un favor, ni nos lo hacemos a nosotros. Hay tiempo de sobra para hacerlo. Así se evitan  posibles discusiones absurdas.
-          Las multitareas
Es fácil que el primer día de retorno tengamos cientos de e-mails, o de carpetas en nuestra mesa y aquello parezca un caos. Organizarse, marcar objetivos diarios, no querer hacer todo y a la vez, ir poco a poco. Podemos pasar de la tranquilidad al estrés con tanta rapidez que llegaremos a casa el primer día con la sensación y el cansancio de haber realizado una maratón.
-          Tener humor
Está demostrado que el humor es una de las mejores terapias que hay para enfrentarse a los problemas diarios. La vida es un regalo y llevarla con ilusión, alegría, esperanza y motivación son clave para lograr una buena estabilidad emocional. Las dificultades siempre están ahí, no las podemos obviar, la diferencia está en la forma de afrontarlas. Tener una actitud positiva es alentadora no solo para nosotros, sino también para los que nos rodean.
Y no olvidar que somos unos privilegiados, hemos tenido vacaciones, no todo el mundo tiene esa suerte.

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