RUTINA MOTIVADORA
La trampa de la rutina se desarma mirando excepcionalmente lo no
excepcional
Víctor Hugo
Ha llegado el temido momento, se
acaba el merecido y necesario descanso vacacional y hay que volver a la vida
diaria, a la rutina, a la realización de tareas que no nos gustan, no nos
motivan, suelen ser repetitivas y a veces, pesadas, lo que lleva al conocido “síndrome
postvacacional”. A pesar de ello no debemos ver esto como un acto
obligado, estresante o desmotivador, todo puede tener su lado positivo y para
ello es conveniente ponerse una serie de tareas que hagan que este temido
retorno no suponga una carga. Busquemos
un retorno a la rutina de la forma más motivadora.
Quizás lo primero que debemos
hacer lo tenemos en las propias vacaciones, ha tenido que ser una época de
desconexión a todos los niveles, mental, físico, laboral, etc… si no lo hemos
hecho así, la cosa se complicará. La mente necesita descansar, necesita
resetear, hacer como una limpieza de lo superfluo. Otra cosa que los
especialistas aconsejan cada vez más es volver a casa después del descanso unos
días antes del inicio de vuelta laboral, no esperar al último día, el querer
apurar tanto no permite ni al cuerpo ni a la mente el período necesario de
adaptación.
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El primer
día
Poner el despertador 10 minutos
antes y a una distancia que no podamos llegar con el brazo y nos obligue a
levantarnos. Así eliminamos la tentación de los 5 minutos, que con facilidad se
convierten en algunos más, lo que puede llevar a las prisas. Aprovechar
ese tiempo para meditar, hacer una tabla
sencilla de ejercicios, desayunar con más calma,… que el cuerpo no note latigazos.
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Recuperar hábitos
alimenticios
Es fácil que en período
vacacional nos hayamos descontrolado en horarios de alimentación y la forma de
hacerlo. Cuanto antes recuperemos el horario normal y la alimentación adecuada
mejor llevará el cuerpo y la mente la
nueva situación. El cuerpo humano es una máquina perfecta, con sus rutinas, sus
procesos y su sabia elección de la energía necesaria para cada momento.
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No pensar
en las próximas vacaciones
Las vacaciones han concluido,
punto. Si no se han cumplido las expectativas o no han sido todo lo excelentes
que nos proponíamos, no nos pongamos a pensar y programar las del año próximo.
No es positivo. Centrarse en el día a día, el próximo fin de semana, como mucho
en el próximo puente y a lo más lejos las vacaciones de Navidad, si hay opción
a ello, pensar a más largo plazo genera incomodidad y desmotivación.
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Fijarse en
detalles
Quizá sería bueno que el primer
día que se vuelva al trabajo, se haga en transporte público, particular o
andando, nos fijemos en detalles de cosas que han cambiado, una calle recién
asfaltada, un nuevo color en los vehículos públicos, un nuevo parque que pudiera
existir, son los pequeños detalles que nos hacen pensar que la vida sigue y nos
hace centrarnos en aspectos que nos alivian el peso de la vuelta.
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No narrar
las vacaciones
Quizá no nos demos cuenta, pero a
nuestros compañeros les importa un carajo donde hemos estado de vacaciones,
también están volviendo y tienen el mismo “síndrome”. No marearles con fotos,
explicaciones de lugares que hemos visitado, de lo bien que hemos comido, etc…ni
les hacemos un favor, ni nos lo hacemos a nosotros. Hay tiempo de sobra para
hacerlo. Así se evitan posibles
discusiones absurdas.
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Las
multitareas
Es fácil que el primer día de
retorno tengamos cientos de e-mails, o de carpetas en nuestra mesa y aquello
parezca un caos. Organizarse, marcar objetivos diarios, no querer hacer todo y
a la vez, ir poco a poco. Podemos pasar de la tranquilidad al estrés con tanta
rapidez que llegaremos a casa el primer día con la sensación y el cansancio de
haber realizado una maratón.
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Tener
humor
Está demostrado que el humor es
una de las mejores terapias que hay para enfrentarse a los problemas diarios.
La vida es un regalo y llevarla con ilusión, alegría, esperanza y motivación son
clave para lograr una buena estabilidad emocional. Las dificultades siempre
están ahí, no las podemos obviar, la diferencia está en la forma de
afrontarlas. Tener una actitud positiva es alentadora no solo para nosotros,
sino también para los que nos rodean.
Y no olvidar que somos unos privilegiados, hemos tenido vacaciones, no
todo el mundo tiene esa suerte.
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