CURIOSIDAD
Christian Gálvez en su reciente libro sobre Leonardo da Vinci indica que el genio italiano lo era porque era ante todo curioso, se preguntaba el porqué de las cosas y buscaba la forma de realizar cosas nuevas. Afirma que la primera cualidad para ser un genio es ser una persona curiosa.
Esto es traspasable a los niños, los mayores curiosos de la naturaleza. Para un niño todo es novedad, búsqueda, descubrimiento, ilusión, expectativas, un niño es un buscador incesante y en su mente todo es posible. Lamentablemente ese ímpetu infantil luego queda cercenado a medida que va creciendo y los primeros culpables de este corte brutal en la evolución infantil somos los padres. En otro libro genial, que aconsejamos su lectura:" PORQUÉ LO HOMBRES NO ESCUCHAN Y LAS MUJERES NO ENTIENDEN LOS MAPAS", el matrimonio Pease, que son sus autores, colocan en un recuadro una frase lapidaria: si hay 10.000 niños geniales, 9.999 dejarán de serlo por culpa de sus padres.
Queremos niños responsables, adultos, que sepan enfrentarse a los problemas de este mundo complicado, queremos que nuestros hijos crezcan más deprisa de lo que deberían, no queremos que tomen decisiones equivocadas, no queremos que cometan errores, queremos niños asépticos. En el fondo no les dejamos crecer y ser ellos mismos, nos cuesta entender que ellos deben buscar su propio camino y cometer sus propios errores. Confundimos el amor que les damos con un paternalismo/maternalismo un tanto agobiante. Los niños necesitan expresar lo que sienten, lo que viven, necesitan ver el mundo como un lugar de descubrimiento y conquista, como algo novedoso y cambiante, un lugar lleno de colores y oportunidades. Ser un genio no es descubrir la teoría de la relatividad todos los días o una vacuna contra el cáncer ¡ojalá!, ni tener una idea luminosa con frecuencia, ser un genio es utilizar nuestros talentos y habilidades para crecer un poco más cada día.
Por esos hay niños y genios de 80 años y más. Son adultos con alma de niños.
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