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domingo, 11 de mayo de 2025

 EL NUEVO LEÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA


 


Se están viviendo acontecimientos históricos en la Iglesia Católica en los últimos tiempos. Si el funeral del fallecido Papa Francisco fue capaz de reunir a 167 Jefes de Estado y Presidentes de Gobierno, batiendo todos los récords de asistencia conocida como símbolo de respeto y reconocimiento a una persona que ha dejado y dejará para el futuro una profunda huella, a pesar de acciones más o menos discutibles, la elección del nuevo Pontífice ha subido aún más este momento de efervescencia. Como siempre en estos casos, un montón de sabios y sabias de los entresijos del Vaticano habían vaticinado que tal o cual candidato era favorito en las famosas quinielas. Pues bien, al final, todos los pronósticos fallaron, como no era menos. Para sorpresa general el elegido ha sido Robert Francis Prevost, obispo-cardenal de una provincia peruana que de repente ha aparecido en el mapa, Chiclayo. Aunque nacido en Chicago, con raíces francesas, españolas y con con una importante labor misionera en la zona peruana y que Francisco llevó al Vaticano para hacerse cargo del Dicasterio de los Obispos, creo que no va ser un Papa a quién le tiemble el pulso para afrontar las tremendas complejidades del mundo actual. Ahora, esos sabios y sabias se apuntan que era uno de los posibles; ¡y un cuerno! nadie pensaba en él.

Por supuesto que su labor será muy complicada, pero ya ha dejado claro en su primer mensaje desde el balcón vaticano,  "una Iglesia para todos""Dios cuida de ustedes, Dios los ama a todos, ¡y el mal no prevalecerá! Todos estamos en las manos de Dios", dijo de hecho desde la plaza de San Pedro en su primer discurso. Aquí todos somos iguales, por si acaso alguien no se entera. 

Habiendo sido el Prior General mundial de los Agustinos y conociendo que la orden agustiniana siempre está en la fronteras, en primera línea, junto a los más marginados y vulnerables de la sociedad y que piensa que una forma muy válida de lograr salir de las periferias es por medio de la educación, está fuera de toda duda que será un Papa exigente con todo lo relacionado con ello. La tremenda ilusión y esperanza con que se ha acogido su nombramiento, no solo en la Iglesia Católica, sino en todo el mundo en general, como contrapeso a una serie de liderazgos muy cuestionables que hoy rigen en nuestro planeta.

Y para finalizar el nombre con que se le conocerá, LEÓN XIV. Toda una declaración de intenciones, con una clara alusión a León XIII y su famosísima Encíclica RERUM NOVARUM, que, me temo, será leída, releída, estudiada y debatida hasta la saciedad. Lo que llevará a profundas y sesudas deliberaciones. Veremos en que dirección.

Y, para finalizar, su escudo y lema para su pontificado, con una clara vocación hacia San Agustín, el escudo está dividido diagonalmente en dos sectores: la parte superior tiene fondo azul y presenta un lirio blanco; la parte inferior tiene un fondo claro y presenta una imagen que recuerda a la Orden de San Agustín: un libro cerrado en el que hay un corazón atravesado por una flecha. La imagen recuerda la experiencia de la conversión de san Agustín que él mismo explicó con las palabras «Vulnerasti cor meum verbo tuo», «Has traspasado mi corazón con tu Palabra». Con el lema «In Illo uno unum». Estas son las palabras que pronunció san Agustín en un sermón, la Exposición del Salmo 127, para explicar que «aunque los cristianos seamos muchos, en el único Cristo somos uno».  Se avecina un Pontificado muy, muy interesante y transformador, en todos los sentidos. En un mundo tan complejo, cambiante, vertiginoso y un poco caótico que vivimos, hace falta un león con fuerza, valentía y  capacidad de liderazgo de una manada de 1.4000 millones de personas.  

Como siempre, el Espíritu Santo sabe lo que hace. ¡¡¡Amén!!!

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viernes, 25 de abril de 2025

 HOMENAJE A UN HOMBRE SENCILLO



El fallecimiento de Papa Francisco ha sido una sorpresa para todo el mundo. Su delicado estado de salud era visible, pero nadie se esperaba un final tan repentino. Ahora, que se producen las muestras de condolencia y aflicción por su pérdida es un buen momento para dedicarle unas palabras a su persona y pontificado. Empezando por dar las GRACIAS. 

No ha sido Francisco un Papa que que no dejara huella. Su sencillez, no muy bien vista por muchos sectores católicos, fue un asunto de debate desde el principio. Pero, era su forma de ser y expresar que la Iglesia Católica, fuera de ciertas normas, rigideces y de Liturgia que la acompaña, debe ser una Iglesia sencilla y cercana porque es donde reside su fuerza. Francisco lo tuvo claro desde que comenzó su pontificado, su "debemos oler a oveja", resonó en todas las partes del planeta como declaración de intenciones. Solo una Iglesia humilde en lo interior y exterior es entendible y se compagina con el mensaje de Jesucristo, que la fundó. Los valores eternos del cristianismo Francisco lo encarnó en buena medida; sencillez, humildad, la dignidad humana y su gran caballo de batalla, lo que denominaba "la casa común", la defensa de la ecología y la sostenibilidad del planeta, tan amenazada hoy. La Encíclica "Laudatio Si", sobre el cuidado de la casa común será, para siempre, una llamada de atención, personal y social, sobre como tratamos a la naturaleza en base a como nos tratamos a nosotros mismos. 

Fue un Papa controvertido con algunas opiniones y decisiones no suficientemente entendidas ni debatidas dentro y fuera de la Iglesia. Si que es curioso constatar que, en muchas ocasiones, fue más defendido y menos criticado fuera que dentro de la propia Iglesia, donde había muchos grupos que estaban claramente en contra de él. Quizá ha sido uno de los Papas más  cuestionados entre los propios católicos, porque sus opiniones no dejaban indiferente a nadie. Como todo ser humano, tuvo sus errores, pero no movió una sola coma de la Doctrina Social de la Iglesia y no se le puede negar su apertura a las llamadas "periferias", que era algo más que grupos en estado de exclusión social o física. Aunque no dió el paso hacia el sacerdocio femenino, si que puso a mujeres en cargos de responsabilidad en instituciones vaticanas, abriendo con ello un debate necesario y de justicia.  Creo, en mi humilde opinión, que entendía muy bien el mundo que se está desarrollando actualmente y donde Dios no es el principal reclamo ni guía y para ello afirmaba que "Dios no puede pasar sin buscar al que se encuentra perdido". Pidió una clara implicación de los laicos en las tareas que les corresponden y no dedicarse solo " a balconear", continuamente pedía a obispos y sacerdotes mayor labor pastoral y deja una Iglesia en salida, que el próximo Pontífice debe continuar. 

Ahora comenzarán las quinielas y supuestos favoritos para ocupar el sillón de Pedro, se necesitará uno acorde con los tiempo, que sepa hacer frente a los enormes retos sociales, religiosos, políticos, económicos y de todo tipo que existen, pero una cosa es segura, la Iglesia Católica, con 2.000 años de existencia ha pasado por momentos muy difíciles, incluso trágicos, han existido Papas muy cuestionables, hay sombras importantes en ella, pero nunca debemos olvidar que la brisa del Espíritu Santo con todo su poder y misterio siempre sopla en la dirección adecuada. Si no creemos en esto, mejor lo dejamos.

Por tu disposición, por tu persona, por tu mensaje, por tu legado.

GRACIAS FRANCISCO

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viernes, 7 de marzo de 2025

 DEPORTE Y VIOLENCIA

¿UN REFLEJO DE LA SOCIEDAD?




La violencia en el deporte no es un fenómeno aislado ni exclusivo de los estadios. Más bien, se trata de un reflejo de las tensiones y comportamientos agresivos que también están presentes en la sociedad. Desde los insultos en la grada hasta las peleas entre jugadores o las agresiones a árbitros, los actos violentos que ocurren en contextos deportivos están directamente relacionados con los valores, las actitudes y la cultura que predominan fuera de ellos.

En unos pocos días, aquí en España, hemos asistido a una serie de actos violentos que no son de recibo:

.- Un abuelo ha fallecido, en Galicia, después de dos meses en coma, por defender a su nieto de 15 años árbitra de un partido de balonmano cadete femenino y que fue empujado violentamente por un "aficionado", padre de una jugadora  que lo mandó contra una escalera dando su cabeza contra ella.

- En Canarias, en un partido de Regional!!! un trío arbitral femenino tuvo que resguardarse en el vestuario hasta la llegada de la policía, porque los jugadores de un equipo querían poco menos que  lincharlas, mientras las decían unas "lindezas" de auténticos trogloditas.

.- En Asturias, en los partidos de futbol sala de niñas de 11 y 12 años hay ataques continuos a tres jugadoras de  categoría alevín y benjamín del Gijón Fútbol Femenino. Los ataques proceden tanto de padres y madres de los equipos como incluso desde los cuerpos técnicos.

Y podríamos seguir con más ejemplos...

Si analizamos cualquier manifestación violenta en un partido de fútbol, baloncesto o cualquier otro deporte, encontramos patrones que coinciden con la violencia social: intolerancia, falta de respeto, frustración mal gestionada y, en muchos casos, una exaltación excesiva de la rivalidad. Lo que sucede dentro de los recintos deportivos no deja de ser una extensión del comportamiento colectivo que vemos a diario en las calles, en redes sociales o incluso en los centros de trabajo y educativos.

La sociedad actual, caracterizada por un ritmo acelerado, una presión constante por el éxito y una creciente polarización de opiniones, genera un caldo de cultivo propicio para que la violencia emerja como vía de escape o como forma de imponer una postura. El deporte, que debería ser un espacio de convivencia, respeto y superación personal, se ve contaminado por estas dinámicas sociales, convirtiéndose a veces en un escenario donde la agresividad se legitima o se justifica como parte del espectáculo.

Los casos de violencia en el deporte, además, suelen ser muy mediáticos, lo que agrava aún más el problema. Las imágenes de peleas entre aficionados, insultos racistas a jugadores o ataques a árbitros circulan rápidamente por los medios y las redes sociales, generando un efecto multiplicador que puede normalizar este tipo de conductas o, incluso, servir de ejemplo negativo para los más jóvenes.

Por otro lado, no podemos olvidar que la violencia deportiva también se alimenta de discursos que vienen desde arriba. Cuando dirigentes, entrenadores o incluso políticos utilizan el lenguaje bélico, desprecian al rival o fomentan la hostilidad, están contribuyendo a crear un clima de confrontación que termina estallando en los campos de juego y en las gradas.

Frente a este problema, es fundamental trabajar tanto desde el deporte como desde la sociedad en su conjunto. La educación en valores, la promoción del juego limpio, la gestión emocional y el respeto a las normas son claves para frenar esta espiral. Asimismo, los medios de comunicación y los líderes sociales tienen una gran responsabilidad a la hora de transmitir mensajes que desactiven la violencia y refuercen una cultura de paz, tanto dentro como fuera del deporte.

Y, especialmente, es necesario que las autoridades de todo tipo cambien las leyes (demasiado garantistas) para castigar con severidad este tipo de comportamientos, independiente de edad, sexo, raza, etc... solo así hablaremos de auténtica igualdad social y de oportunidades. 

En definitiva, erradicar la violencia en el deporte pasa necesariamente por construir una sociedad menos agresiva, más empática y con mayor capacidad para resolver los conflictos de forma pacífica. Solo así podremos devolverle al deporte su verdadera esencia: la de unir a las personas a través del respeto, el esfuerzo y la convivencia.

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martes, 7 de enero de 2025

 ¡UN POCO DE RESPETO, POR FAVOR!




Dentro de las muchas bobadas que las televisiones ofrecen para aborregar al personal, la retransmisión de las campanadas de Fin de Año está en los primeros lugares. Este año, además, con la "batalla" entre La 1 y Antena 3 llevándolo al paroxismo. Media España pendiente del vestido de Cristina Pedroche y la otra media viendo cuál era la gracieta de Broncano y Lalachus. De la primera no opino porque no merece la pena, pero de la segunda tengo que mostrar mi más enérgica repulsa, primero como cristiano y luego como ciudadano que paga estos desmadres. Fíjense que he dicho repulsa y no ofensa, porque señorita Lalachus para ofender hay que tener tres cualidades: cultura, clase y conocimiento. Usted carece de cualquiera de ellas, se lo digo con toda humildad. Y, es curioso, porque yo la defendí ante esos ataques indiscriminados y absurdos que sufrió a causa de estado físico, que me parecieron fuera de lugar y de tono. Pero, debo indicar que ese respeto que tenía por usted lo he perdido en su, creo, desafortunada intervención con el símbolo del Corazón de Jesús.  El respeto es una calle de doble dirección, para que nos respeten primero hay que respetar. No voy a gastar tiempo en explicarle lo que ese símbolo significa para un cristiano, si me voy a permitir decirle que por ese símbolo hoy, en pleno siglo XXI, se sigue asesinando a gente en varios lugares de este planeta, por el simple hecho de declararse cristiano. No se si ha caído en ello, pero se lo digo para que lo tenga presente. 

Cuando alguien como usted o parecido haga una intervención en términos parecidos con símbolos de otras religiones o espiritualidades entonces nos ponemos a hablar de libertad, diversidad, etc... que seguro usted es una adalid. Porque ya cansa que siempre sea el cristianismo y la Iglesia Católica el blanco preferido y único de estas "gracietas". Y los que la defienden tienen mucha razón cuando dicen que en la Iglesia Católica tenemos mucho de que arrepentirnos, pero tanto para nosotros como para el resto hago mías las palabras de la persona que usted ha banalizado: «¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: «Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo», tú que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano» (Lucas 6, 41-42)

Y no quiero terminar sin dedicar unas palabras a esos compañeros y compañeras  de profesión que,  o se han callado poniéndose de perfil ante su "actuación" o la han defendido, en nombre de una libertad de expresión que me parece la tienen un poco equivocada. No quiero dar nombres para que no se sientan  aludidos, pero que representan muy bien el nivel periodístico de este país.

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