PADRES FELICES
HIJOS FELICES
Se dice, y con razón, que los niños no son más que simples espejos. Y es una gran verdad, en sus primeros años, principalmente, reflejan lo que ocurre a su alrededor y, a partir de ahí, forjarán su personalidad. Por tanto, es muy importante el espejo principal de las tiernas edades, los padres y madres. Y en ese aspecto es el espejo más determinante. Los padres no tienen que ser cicateros en las muestras de cariño y complicidad entre ellos, aunque a los críos les parezca raro o pongan algunas caras dignas de fotografiarse. Existe un cierto pudor a expresar esos sentimientos, no sólo en público, sino en el propio ambiente familiar. ¿Porqué? Si el niño o la niña observan esas muestras sencillas, tiernas, serenas,... de sus padres que se aman, de que juegan entre ellos, de que ríen juntos, las pequeñas mentes infantiles se verán influenciadas muy positivamente y serán una base firme para la creación de su propio proyecto vital. Con el paso del tiempo se percatarán de que esos simples detalles entre sus padres no son más que una expresión de algo más profundo, intangible a las palabras, pero importante vivencialmente.
Por tanto, no hay que tener miedo a la efusividad entre la pareja, quizá no lo tengamos presente o no lo valoramos en lo que vale, pero ante los hijos son una de las mejores expresiones de confianza, seguridad y aprendizaje que pueden tener.
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