DEBERES
La tan manoseada batalla entre deberes sí o deberes no es tan antigua como la propia educación escolar. Cualquiera que sea la reforma educativa que se haga, tarde o temprano surge este eterno y estéril debate. Cambian los hábitos sociales y culturales, pero los hábitos educativos permanecen casi invariables. Parto de una base, personalmente en mi época de estudiante, casi no tenía deberes. Ya se encargaban mis educadores del colegio religioso al que asistía de que todo se acabara en la jornada escolar. Vale, eran otros tiempos, pero el mismo problema. Cuando, por algún motivo, esto no era posible, se buscaban fórmulas alternativas para su resolución: una hora más en el colegio para acabar, o irte al colegio una antes de su apertura para solucionar el problema (había que madrugar y en invierno...) y muy en el último caso se llevaba la tarea a casa para finalizarla. En cualquiera de los casos, esto ocurría en muy pocas ocasiones. Y teníamos horario de mañana y tarde. Algunos, además, praticábamos deporte en los equipos del colegio y los entrenamientos eran "sagrados". Mis educadores afirmaban, con buen criterio, de que después de una larga jornada escolar más los entrenamientos, si encima llevabas carga escolar adicional a casa, sencillamente no se rendía adecuadamente. No estoy comparando épocas ¡Dios me libre! sólo expongo hechos y datos.
Los padres quieren lo mejor para sus hijos, de eso no hay duda, pero quizá habría que empezar a preguntarles a nuestros hijos por este asunto y escuchar que tienen que decir. Los padres actuales suelen estar agobiados por sus trabajos y ocupaciones, como para pasar este frenesí a sus hijos desde la más tierna infancia. El niño necesita un espacio de desarrollo y este no puede estar ocupado continuamente por obligaciones. Se quiere que sean buenos en los estudios y en las actividades "alternativas" de todo tipo que se les encargan, con más o menos gusto para ellos. Hay que ir a deporte, informática, idiomas, etc... y no se les deja casi ni un segundo del día libre, prácticamente se les obliga a estar ocupados de forma continua. Y no es inusual, sino más bien todo lo contrario, encontrarse con padres, madres e hijos haciendo deberes a las 11 de noche. Esto no es conciliación familiar, no tiene nada que ver con ello. El sistema educativo tiene muchas lagunas, cada vez está más desfasado de la realidad que se vive, no estimula, no premia el esferuzo y el afán de conocimiento y descarga en los padres actividades que no deberían entrar en casa, sin entrar a valorar el caso de que los padres deben ser expertos en literatura, matemáticas, física, química,...o sea padres multiconocimiento.
No es por ahí por donde debe ir el futuro, pero quizá para saber lo que queremos sea necesario un pacto global por la educación, no sólo político, sino principalmente social, que siente en la mesa a los que están verdaderamente al pie de cañón de la problemática para no perderse en deseos utópicos y ver la auténtica realidad que nos rodea.
Después de esto queda claro que no estoy muy a favor de los deberes ¿no?
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